Caída en picado de las donaciones de víveres en la Cocina Económica: «Si esto sigue así habrá que recortar servicios»


BEATRIZ ANTÓN
FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El comedor social de Rubalcava, en una foto tomada este lunes

El comedor social de Rubalcava, en una foto tomada este lunes JOSE PARDO 

La entidad llama a los supermercados a incrementar las entregas solidarias de alimentos, cuyo valor pasó de 143.000 euros en el 2019 a menos de 94.000 en el 2023

18 jun 2024 . Actualizado a las 12:17 h.

Después de muchos años de superávit, las cifras que arroja el nuevo balance de cuentas de la Cocina Económica de Ferrol, correspondientes al año 2023, han encendido todas las alarmas. El comedor social de la calle Rubalcava registró más gastos que ingresos durante el pasado ejercicio. Y aunque afortunadamente la entidad pudo hacer frente a ese déficit gracias a su «buen colchón económico» (cerró el 2023 con una liquidez de unos 900.000 euros), el presidente de la Cocina Económica, Antonio Tostado, advierte de que «si esto sigue así, habrá que recortar servicios».

¿Por qué se llegó a esta situación de déficit en el 2023? «La donación de víveres, sobre todo por parte de supermercados y grandes superficies, ha caído en picado en los últimos años, y como consecuencia de eso, los gastos destinados a la compra de alimentos se han disparado. En resumen, hemos tenido que comprar más y a unos precios mucho más caros, porque la cesta de la compra se ha convertido casi en un artículo de lujo», advierte el responsable del comedor social.

Los números no dejan lugar a dudas en lo que se refiere a la donación de víveres. Si en el año 2019 la entidad recibió alimentos por un valor de más de 143.000 euros, en el 2023 esa cifra bajó a poco más de 93.600, mientras que losgastos en la compra de víveres subieron, pasando de 28.673 a 54.619 eurosen ese mismo período. «Y por las cifras de estos primeros cinco meses, la previsión es que el gasto alcance casi los 58.000 euros en el 2024», advierte Tostado.

Además, a «esta tormenta perfecta» que ha llevado a la entidad a cerrar sus cuentas del 2023 con déficit también ha contribuido la caída de socios, en retroceso desde el 2013, aunque es ahora cuando resulta especialmente preocupante. «Hasta ahora, las aportaciones que hacían tres nuevos socios compensaban las que hacían seis socios de los antiguos, pero desde hace un año ya no es así. En el 2023, los ingresos por cuotas descendieron unos 3.000 euros con respecto a los del 2022», señala Tostado.

Ante esta situación, la entidad hace un llamamiento a supermercados y grandes superficies para que incrementen sus donaciones, sobre todo de productos frescos (carnes, pescado, verduras y frutas), y a la ciudadanía, para que colabore como buenamente pueda, ya sea con donativos en especie, monetarios o, preferiblemente, haciéndose socio de la entidad.

ALBERTO, USUARIO

«Si no fuera por este comedor, estaría en la calle porque no podría pagar el piso»

En la imagen, Alberto, usuario de la Cocina Económica de Ferrol

En la imagen, Alberto, usuario de la Cocina Económica de Ferrol JOSE PARDO 

Mientras el balance de ingresos y gastos de la Cocina Económica de Ferrol preocupa a los responsables de la entidad, la actividad del comedor social no cesa ni tampoco desciende el número de usuarios. Al mediodía se atiende a unos cien comensales, y por las noches, a unos setenta. Entre ellos se encuentra Alberto, un vecino de Ferrol sin trabajo ni prestación por desempleo, que sobrevive gracias al subsidio de 480 euros al mes para mayores de 52 años. «Si no fuera por este comedor, estaría en la calle porque no podría pagar el piso. El dinero del subsidio se me va casi todo en el alquiler, la luz, el agua, el gas y el seguro de decesos», explica Alberto, que reside en una vivienda social de la Xunta.

No es la primera vez que recurre a la Cocina Económica de Ferrol. Ahora lleva ya unos dos meses acudiendo al comedor social de la calle Rubalcava, pero el año pasado también fue durante unos tres meses y tiempo atrás llegó a ser usuario durante un año y medio. Y todo, según explica, debido a la falta de trabajo. «Este año solo trabajé diez días en una empresa de demoliciones, y el año pasado, tres meses y veinte días», cuenta Alberto, al tiempo que explica que a lo largo de su vida ha hecho de todo para subsistir. Desde trabajar en empresas del naval hasta vender electrodomésticos, pasando por el sector de la construcción. «Tengo bastante experiencia en el naval, pero por ahora no me llaman para nada, tal vez sea por la edad», comenta.

Alberto cuenta que, al verse sin trabajo, está pasando una época muy dura y psicológicamente se siente machacado. Su objetivo pasa por encontrar trabajo «de lo que sea» (está pensando en ir a la vendimia en Ourense tras el verano). Pero, mientras tanto, agradece la ayuda de la Cocina Económica. «No entiendo por qué hay gente que mira mal a las personas que venimos a este comedor, porque no es nada indigno, sino una cuestión de necesidad», apunta Alberto.

La Voz de Galicia

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